sábado, 16 de noviembre de 2013

ESPAÑA, UN PAÍS DE PANDERETA



Eso es España, un país de pandereta:

El país donde unos fiscales politizados sólo están para defender a los más poderosos, sean miembros de la realeza, la banca, la política o la oligarquía. Donde los corruptos siguen actuando en los partidos políticos, sindicatos, y todo tipo de instituciones públicas con total impunidad. Donde a un parado por robar un tomate con el que alimentar a sus hijos le ponen en la cárcel, mientras que un banquero que ha estafado miles de millones en preferentes a los tres días sale de ella. Donde tenemos 6 millones de parados, acogemos 10 millones de inmigrantes, y casi todos nuestros jóvenes tienen que emigrar afuera. Donde oficialmente tenemos más de un billón de euros de deuda pública, y sólo los intereses que hay que pagar por ella superan con creces todas las ayudas que perciben nuestros parados. Donde las leyes de la dictadura franquista eran más suaves que las actuales de la democracia, y por ende se respiraba más libertad con la dictadura que actualmente con la democracia. Donde la Constitución no es respetada, tanto por parte de los gobiernos, como por parte de las oposiciones periféricas de determinados nacionalismos separatistas. Donde millones de funcionarios tienen empleo vitalicio y bien pagado, sin apenas dar golpe ni competir, cuando otros millones de trabajadores tienen trabajo precario e incierto, conviviendo con otros tantos millones de españoles sin empleo. Donde los impuestos siempre cargan sobre los más pobres, y los ricos se libran de ellos mediante artimañas legales. Donde es imposible crear puestos de trabajo o fundar negocios, con innumerables trámites legales, inacabables e incomprensibles normativas, e impuestos injustos y asfixiantes. Etc…, etc…

Un país que toca la pandereta y canta sus villancicos por navidades, pero que para millones de españoles, lo de comer jamones, langostinos, turrones, y lo de beber cava por esas fechas, es algo que ya ha pasado a la historia, pues cada día son más los que comen mal y pasan hambre en la corrupta España de 2013.

En resumen, donde nuestro prestigio exterior apenas se resume en un “relaxing cup de café con leche in plaza mayor”, con el riesgo de toparte con huelguistas de la basura que dejen el lugar convertido en un verdadero y fétido vertedero, y sin que nadie con poder haga nada por evitarlo.

Y es que esto y otros tantos males tienen que acabarse ya, ¡coño!, que es de verdadera vergüenza. Ese pobre país nuestro necesita un buen barrido y fregado de toda la mierda que tenemos acumulada, y cuyos principales culpables de ello son la casta política de quienes derivan la mala gestión y las malas leyes.


viernes, 15 de noviembre de 2013

HUELGA DE BASURAS EN MADRID ( Noviembre de 2013)





La vergüenza de la basura en Madrid y por todo cuanto supone de desprestigio de la “Marca España”, da que pensar que lo mejor sería despedir a todos los basureros y barrenderos por su irresponsabilidad, y contratar el personal necesario entre los miles de desempleados que hay, que aceptarían gustosamente un empleo de recogedor de basuras, aunque fuera con un sueldo más bajo. No solo somos el país del “relaxing cup de café con milk en la plaza mayor del pueblo”, sino también el país de las hipocresías, los contrastes y las mafias sindicales y funcionariales. Con solo contratar gente en paro, y a cualquier empresa privada de servicios en apuros y necesitada de ingresos, todo arreglado…Es verdad que con la crisis el dinero es escaso por un lado y los impuestos agobiantes por el otro, pero existen miles de personas en situación apurada y con sobradas ganas de trabajar, que aceptarían gustosamente ese trabajo aunque fuera tan solo cobrando el salario mínimo, y ni esto se tiene en cuenta. Todo sobrecoste de más que suponga acceder a las peticiones de los extorsionadores, supone otra subida más en los impuestos u otro incremento más en la deuda pública que cada vez nos tiene más hipotecados a todos. Aparte la inmensa mayoría de los trabajadores del sector privado tienen que aceptar con resignación bajadas de salarios, o pierden el empleo, y encima no tienen en dónde quejarse. ¿Dónde está , pues, el sentido común?.  ¡Qué mierda de país!.


Otro tema son los daños económicos provocados indirectamente al comercio y al turismo, y los derivados del riesgo sanitario de epidemias y otros gérmenes provocados por la putrefacción de las basuras, con toda la irresponsabilidad y pasividad política que ello supone. Por eso las huelgas deben regularse por ley, en el sentido de que impedir que violen directa o indirectamente los derechos del resto de los ciudadanos ajenos a las mismas huelgas. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

CIERRE DE LAS TELEVISIONES PÚBLICAS



Ayer al mediodía se conoció la noticia de que los tribunales obligaron a la readmisión de los trabajadores por el ERE del Canal 9 (la televisión pública de la comunidad valenciana), pero por la noche se daba la noticia de que el gobierno valenciano decidia el cierre de la cadena de televisión por ser inasumibles los costes de readmisión de los trabajadores, prefiriendo cerrar la televisión pública antes que cerrar un hospital o una escuela, por falta de presupuesto, decisión que bien puede decirse que es acertada.

Ya sabemos que la justicia española es corrupta, de casta, manipulable e injusta, porque en este caso si se obliga a readmitir a unos supuestos trabajadores, que cuentan con todos los privilegios de los funcionarios, a costa de las administraciones públicas que se financian con dinero de los contribuyentes, ¿cómo se readmiten todos los más de 6 millones de parados, haciendo “justicia” para ellos, con otra paga mínimamente digna para ellos a cargo de los contribuyentes?. Claro, es algo que no sería viable económicamente; y sin embargo es injusto mantener funcionarios de por vida, sencillamente porque en su momento tuvieron la suerte de encontrar enchufe en un organismo público, que como todos los entes públicos, se financia con los impuestos involuntarios del resto de los ciudadanos.

La realidad de las televisiones públicas es que son un nido de enchufados, de gentes que disponen de buenos sueldos y muchos privilegios, muchos de ellos colocados a dedo por el poder político, y con muy pocas ganas de trabajar eficazmente y competir debidamente, con lo cual las hacen bastante deficitarias, y siempre se tienen que tapar los escandalosos agujeros de los costes, pasando la factura a los contribuyentes. Y por si fuera poco, en realidad acaban convirtiéndose en los aparatos de “prensa y propaganda” del gobierno de turno, que los unta con toda clase de subvenciones y colocando a sus periodistas y demás gentes afines, para que emitan en antena aquello que indirectamente les interesa o les beneficia.Y eso tiene que acabarse.

Existen otras conocidas televisiones privadas, como Tele 5, o Antena 3, que no solo se procuran buenos profesionales para poder competir en un mercado muy agresivo de audiencias, sino que además buscan financiación saliendo en Bolsa. Y esas televisiones privadas, no sólo no nos cuestan ni un duro a los contribuyentes, sino que además aportan por la parte que le corresponde los tributos con los que pagan al Estado. Y además ofrecen mejor calidad en los programas que emiten, con muchísimo menos personal, recursos y medios de los que disponen las cadenas públicas. Si es así, es evidente que algo va muy mal en las cadenas públicas, y además nos sale muy caro a los contribuyentes.

 

Por eso lo correcto es cerrar todas las televisiones públicas, acabar con los privilegios de cargos y enchufes que estas suponen, y que los empleados despedidos busquen sus oportunidades de trabajo en las cadenas privadas, acorde con sus capacidades, talentos y méritos, como cualquier otro hijo de vecino.


Por eso, de ser presidente, cerraría todas las cadenas de televisión públicas, igual que muchos otros organismos públicos, que suponen un enorme despilfarro a costa de todos los contribuyentes, y no aportan nada de positivo para el país. El país lo que necesita es empresas donde se trabaje en serio, se pueda competir, y contraten al personal por méritos, capacidades y rendimientos, y no por intereses políticos ni para colocar enchufados o funcionarios parásitos de por vida, que no necesitan competir por tener cargo y nómina vitalicia; y además que se supriman en todo lo posible todos los despilfarros existentes, y con ello todos los costes que suponen en impuestos. Hay que volver a los valores del esfuerzo, del mérito, de la honestidad y de la honradez, y además fomentarlo en toda la vida ciudadana del país.