Eso es España, un país de pandereta:
El país donde unos fiscales politizados sólo están para
defender a los más poderosos, sean miembros de la realeza, la banca, la política
o la oligarquía. Donde los corruptos siguen actuando en los partidos políticos,
sindicatos, y todo tipo de instituciones públicas con total impunidad. Donde a
un parado por robar un tomate con el que alimentar a sus hijos le ponen en la cárcel,
mientras que un banquero que ha estafado miles de millones en preferentes a los
tres días sale de ella. Donde tenemos 6 millones de parados, acogemos 10
millones de inmigrantes, y casi todos nuestros jóvenes tienen que emigrar
afuera. Donde oficialmente tenemos más de un billón de euros de deuda pública,
y sólo los intereses que hay que pagar por ella superan con creces todas las
ayudas que perciben nuestros parados. Donde las leyes de la dictadura
franquista eran más suaves que las actuales de la democracia, y por ende se
respiraba más libertad con la dictadura que actualmente con la democracia. Donde la Constitución no es respetada, tanto por parte de los gobiernos, como por parte de las oposiciones periféricas de determinados nacionalismos separatistas. Donde millones de funcionarios tienen empleo vitalicio y bien pagado, sin
apenas dar golpe ni competir, cuando otros millones de trabajadores tienen
trabajo precario e incierto, conviviendo con otros tantos millones de españoles
sin empleo. Donde los impuestos siempre cargan sobre los más pobres, y los
ricos se libran de ellos mediante artimañas legales. Donde es imposible crear
puestos de trabajo o fundar negocios, con innumerables trámites legales,
inacabables e incomprensibles normativas, e impuestos injustos y asfixiantes. Etc…,
etc…
Un país que toca la pandereta y canta sus villancicos por
navidades, pero que para millones de españoles, lo de comer jamones,
langostinos, turrones, y lo de beber cava por esas fechas, es algo que ya ha
pasado a la historia, pues cada día son más los que comen mal y pasan hambre en
la corrupta España de 2013.
En resumen, donde nuestro prestigio exterior apenas se resume
en un “relaxing cup de café con leche in plaza mayor”, con el riesgo de toparte
con huelguistas de la basura que dejen el lugar convertido en un verdadero y fétido
vertedero, y sin que nadie con poder haga nada por evitarlo.
Y es que esto y otros tantos males tienen que acabarse ya,
¡coño!, que es de verdadera vergüenza. Ese pobre país nuestro necesita un buen
barrido y fregado de toda la mierda que tenemos acumulada, y cuyos principales
culpables de ello son la casta política de quienes derivan la mala gestión y
las malas leyes.