miércoles, 1 de mayo de 2013

PRIMERO DE MAYO DEL 2013



En este primero de mayo, aparentemente Fiesta del trabajo”, ha habido manifestaciones con mayor asistencia de público en ese año que hemos superado el récord de paro, con más de 6.200.000 desempleados, convocadas por los sindicatos, que piden un cambio de política del gobierno encaminada a la creación de empleo.

En realidad el empleo no los puede crear el gobierno, sino que es su política la que influye para que se crea o se destruya por parte de la sociedad civil. Desde luego, la política de ir subiendo constantemente los impuestos no estimula ni anima para nada a la iniciativa inversora, lo mismo el exceso de normativas, tanto técnicas, como laborales. Por otra parte, los recortes inevitablemente provocan gran descontento entre la población, y naturalmente son consecuencia de no disponer de suficientes presupuestos para cubrirlos, a pesar de las reiteradas subidas de impuestos. Claro, si menos gente trabaja, menos son los que tributan y los que consumen, con lo que las cosas van empeorando, tanto para los que no trabajan (desempleados) por ver muy disminuidos sus ingresos, como por parte de los que trabajan, que aparte de que se les bajen los salarios, se les suben los impuestos y la carestía de la vida que es más cara, siendo los mismos impuestos una de las causas de ese encarecimiento progresivo, que al mismo tiempo hace que se consuma menos al disponer de menores recursos para gastar. Con lo cual, a más impuestos, más paro y más pobreza. El dinero sólo se genera trabajando, con lo cual la prioridad política debería de ser facilitar que la gente pueda trabajar y tener oportunidades para ello, sin el miedo a que se le exprima a impuestos o a que se le obligue a cumplir cualquier normativa abusiva, cuando con el sentido común se desempeña mejor lo que hay que hacer.

Para recaudar, antes hay que procurar que la gente trabaje. Y para que trabaje la gente y se animen los inversores, nunca se pueden castigar con impuestos las rentas del trabajo, ya que es por medio del trabajo que se genera la riqueza, y conviene que cuanta más gente trabaje y genere riqueza, mejor para las familias y para el país. No hace falta inventarse una nueva fiscalidad justa, porque desde hace siglos ya se conoce: la única política tributaria justa es la que grava los lujos, es decir los impuestos sobre los despilfarros de los ricos (que además pueden y están en sobradas condiciones de pagar esos impuestos). Aquí el gran error es que el peso de los impuestos recae sobre la clase media y trabajadora, por ser la más numerosa, y lo único que se saca con esto es empobrecerla aún más.

No obstante, lo que preocupa de verdad, es ese gráfico del INE, procedente de la web SINTETIA.COM, que acompañaba a un artículo sobre el problema del envejecimiento en España (clicear encima del nombre de la web y os llevara como enlace a la página).











Como se puede observar en la gráfica, cada día habrá más gente mayor (pensionistas), y menos gente joven, que se suponen tendría que trabajar para mantener a la masa jubilada de la tercera edad. Pero todo apunta que eso no va a poder ser posible, por un lado porque cada día será menos la gente trabajando, y por otro cada vez es mayor la población que espera poder obtener la pensión de jubilación, aparte de que de esta manera, y en el contexto de una economía libre y globalizada, no podríamos ser una economía competitiva que pudiera ofrecer los mejores precios para vender nuestros productos o servicios. Con lo cual todo apunta a que los jóvenes de hoy día, aparte de las grandes dificultades de encontrar empleo, con el sistema actual no será posible que lleguen a obtener una pensión de jubilación llegada la edad.

Con lo cual, y tal como se están poniendo los segmentos de edad en la población española en los próximos años, en los que cada vez habrá más viejos y menos jóvenes, urge una reforma en la que hay que eliminar progresivamente  las pensiones de jubilación, y sustituirlas por una renta mínima igual para todos que otorgue el Estado a todos los ciudadanos, sean jóvenes o mayores, para que la destinen a gastos y ahorro, complementada con las rentas del trabajo, en una sociedad libre en la que cada cual trabaja libremente a cualquier edad, y se retira del mercado libremente a cualquier edad. Esa renta estatal vendría para cubrir las necesidades básicas de cada ciudadano, con el derecho de los ciudadanos ricos a renunciar a ella si lo desean, o de cualquier ciudadano que considerara que dispone de rentas propias suficientes y sobrantes. Con lo cual la tributación sólo iría impuesta sobre todo lo que se considere lujo (poner impuestos por tener lujos), y nunca forzar con cargas tributarias a todo cuanto represente trabajar e invertir, porque es únicamente el trabajo la fuente de riqueza del país, e interesa que cuanta más gente trabaje y genere riqueza, mejor. Y en este sentido creo que deberían de ir las reformas estructurales que necesita el país para poder tener una sociedad más justa e integradora, donde no existen ni los conflictos ni los miedos generacionales porque…¿para qué pagar cotizaciones, si se sabe que cuando se llegue a la tercera edad no se van a poder cobrar?, eso último es injusto, y hay que empezar por cambiarlo. Pero repito, lo primero que hay que empezar por hacer es procurar empleo para todos, sin discriminar a nadie por razón de edad, pues ya es de por sí una estupidez y una injusticia que el gobierno Rajoy se haga cargo de descuentos fiscales para los que contraten a menores de 30 años, mientras que esa misma medida margina a los mayores de 30 años, haciendo que sean más excluidos del mercado laboral.

Enfín, que la política acertada hoy en día, sería crear empleo para todos, y todo lo demás ya se iría resolviendo por sí solo. Pero cuando no hay empleo, falla todo lo demás.



Os dejo con este ilustrativo cuadro del pintor argentino Antonio Berni, que muestra el drama de los desempleados:



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