Lo de la “Unión Europea” que se supone que tendría que ser
una garantía de los derechos ciudadanos básicos por todo el territorio europeo,
ha acabado por demostrar que al final es tan sólo como el cuento de la lechera.
Y ya no la “Europa de los mercaderes”, sino la Europa de los ladrones, de los sátrapas,
de los funcionarios, de los parásitos, de los mangantes políticos. Lo del
“corralito” argentino se quedó corto con el precedente que ha dejado el caso
chipiotra. El “corralito” argentino supuso una limitación de las libertades
ciudadanas para no poder sacar temporalmente su dinero de los bancos, por el
propósito del gobierno de que no se produjera una fuga masiva de capitales y
dejara el país seco de liquidez monetaria, en medio de la crisis económica que
le afectaba. El caso de Chipre, consiste
más en un atraco legalizado, ya que para pagar el rescate europeo, se queda con
un porcentaje muy considerable de los ahorros de los ciudadanos, que ya ha
sentado precedente, lo que puede llevar a la gente a que vuelva a las antiguas
prácticas de la Edad Media, consistentes en esconder en la medida de posible el
dinero, como ya se hacia para eludir a los recaudadores, y al saqueo del botín
propio de los repetidos estados de guerra de la época. Y por supuesto esa
decisión política, no animará al ahorro; y si no se anima al ahorro, el sistema
financiero no podrá disponer del dinero
que se puede utilizar para otros fines sociales-económicos en beneficio del
país, en la forma de préstamos, hipotecas, fondos, etc…. Quizás los burócratas
de Bruselas actuaron pensando que podrían proceder de esta manera, al
representar Chipre apenas el 0,2% de la economía europea, pero no me pregunto
¿cómo hubiera reaccionado Estados Unidos, la tierra del capitalismo y el
respeto absoluto a la propiedad privada, si se hubiera hecho lo mismo que ahora
se le está aplicando a Chipre con la confiscación de un importante porcentaje
de los ahorros de la gente como cura de caballo equivocada?. ¿Se puede generar
confianza (al menos desde el punto de vista jurídico) después de haber tomado
esa tremenda, injusta e inaceptable decisión terrible y desalmada para todos en
la que se legaliza institucionalmente el robo parte de los ahorros depositados
en bancos de los ciudadanos?. Y cuando no hay confianza jurídica, se vuelve
casi prácticamente a la ley de la selva, lo cual no es nada bueno para nadie. ¿Quién
trabajará, quién ahorrará, quién invertirá,….si no existen garantías jurídicas
que amparen las propiedades, muchas de ellas obtenidas con muchos trabajos,
sacrificios y sudores?. Lo malo es que esa actitud ha contagiado a las Bolsas,
y los ahorradores que invierten en valores han visto una continuada bajada del
precio de sus acciones. No sólo se castiga a los ahorradores chipiotras, sino
también al resto de los inversores en bolsas europeas, que ya van acumulando
días de sensibles pérdidas.
Ha sido la decisión de unos sátrapas vividores, que para
nada saben lo que es trabajar. Pero sí disponen de unos abusivos privilegios,
pues para exponer unos cuantos, como el caso de los diputados europeos, cabe
decir que su máxima jornada laboral es de 134 días al año, tienen comida y
alojamiento gratis, pueden hacer dos viajes por avión a la semana en clase
business a su país y gratis, su trabajo consiste en apretar el botón de las
votaciones y usar los auricurales de los traductores, y su sueldo suelen ser de
7000 euros mensuales para arriba, con lo cual suelen ser simplemente
políticos-funcionarios, muy alejados de la realidad de a pie de calle y muy
ajenos a los problemas que sufren los ciudadanos que dicen representar.
Personas que para nada saben lo que es trabajar honestamente, sudar la gota
gorda, competir, crear riqueza y además pagar impuestos. En mi opinión, los que
dirigen Europa han perdido totalmente la poca decencia que les quedaba. ¡En
manos de qué personas sin escrúpulos estamos, capaces de robar cuando no tienen
bastante con subir impuestos o aplicar recortes de presupuestos en los
servicios públicos!, ¿y es que de esto no se da cuenta nadie?, ¿ningún alto
político, sea jefe de Estado o de gobierno da la voz de alerta, la voz de la
denuncia, la voz del atropello?.
Dado la gravedad del asunto he tenido que ir a
consultar el artículo 33 de la vigente
Constitución Española, trata sobre el
“Derecho a la Propiedad”, y dice
lo siguiente:
1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la
herencia.
2. La función social de estos derechos delimitará su contenido,
de acuerdo con las
leyes.
3. Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por
causa justificada de
utilidad pública o interés social, mediante la
correspondiente indemnización y de
conformidad con lo dispuesto por las leyes.
No queda muy claro lo que expresa la ley sobre los derechos
que “delimitan”, pero cabría preguntarse si sería “inconstitucional” confiscar
legalmente y por la fuerza un porcentaje de los ahorros de los ciudadanos con
cuentas bancarias como ha sido el caso de Chipre. Creo que el ciudadano no se
siente lo suficientemente amparado en sus derechos de propiedad, y precisa una
explicación clara y detallada por parte de las altas instancias del Estado. Con lo de Chipre se ha sufrido un recorte de
libertades tremendo, escandaloso e inesperado por parte de los ciudadanos
europeos. Ha sentado el precedente europeo de que el Estado ya no garantiza las
libertades y las propiedades, ya que cualquier político las puede recortar y
usurpar dichas propiedades. ¿Es inconstitucional esa decisión?. Y si el estado ya no garantiza la seguridad
sobre los derechos de propiedad, entonces ¿quién va a serlo?, ¿vamos camino a
una sociedad de castas mafiosas, donde se busca protección del poderoso de
turno?, ¿vamos hacia una economía de subsistencia, de trueque, de mercado
negro?. Ya no sólo es la "quita" (o más bien deberíamos decir con
propiedad: "robo perpetrado por el propio Estado" contra sus
ciudadanos) del 20, 30, 40, 50, o más tanto por ciento de los depósitos de más
de 100.000 €, sino que también ha sido mala noticia la posible confirmación del
uso del fondo de pensiones de los ciudadanos chipiotras
para pagar el rescate de su banca en bancarrota, a cambio de inyectarle de la
liquidez de los fondos europeos de ayuda (lo que llaman “rescate”). Es ya de
hecho muy preocupante que lo aplicaran con cualquier otro país europeo.
Por otro lado el problema de los rescates, derivan de la
falta de liquidez del país, provocado sobretodo por el insuficiente ahorro
ciudadano disponible en los bancos, y por el excesivo despilfarro del Estado
que se endeuda a niveles insostenibles, arrojando un tremendo y crónico déficit
año tras año, que naturalmente es obra de malos gestores políticos, que son
incapaces de gobernar bien y buscar el bienestar y el progreso de sus pueblos.
Pero esto no se puede solucionar a la “chipriota”, robando legalmente de los
ahorros de los ciudadanos o de los fondos de pensiones obtenidos de las
cotizaciones obligatorias de los trabajadores, ya que es como pan para hoy, pero
hambre para mañana, ya que los ciudadanos van a desconfiar del sistema y del
Estado que debería de garantizarles su seguridad y sus propiedades, con lo cual
esa equivocada actitud política puede llevar a los ciudadanos a esconder el
dinero y a no circular lo suficiente, con lo cual supone menos empleo, menos
negocios, menos inversores para el país afectado, y con ello más pobreza, que
se puede ir siendo crónica. Ya con lo ocurrido con Chipre, ¿quién garantiza que
cualquier otro país europeo no vaya a ser el siguiente?. Ante el problema de la
falta de dinero, sólo existe una solución posible: la creación de empleo que
genere esa riqueza con la que saldar las deudas públicas, y una reforma de todo
el país en la que se adelgacen las administraciones y todos los despilfarros
que de ella se derivan y que son lo que han causado el enorme déficit
(sobretodo las políticas sociales, aplicadas especialmente por las políticas de
gastos sociales, el ensanchamiento de las burocracias-funcionarios, y todo tipo
de corrupciones que de ello derivan de utilizar el dinero público). O sea que la única política válida para pagar
las deudas y devolver la confianza en una supuesta “unidad europea” (que hoy en
día muy poca gente cree, ya que cada país va a por la suya, como es lógico y
legítimo), no es otra que la de crear empleos, reducir las administraciones
(que también limitan las propias libertades, por los impuestos y por lo caras
que nos resultan de mantener), y eliminar los impuestos que nos reducen la
competitividad con el resto del mundo en una economía globalizada. Claro que
una Europa Social (de muchos impuestos y muy burocratizada), no puede ser
compatible con una Europa del crecimiento (de muy bajos impuestos, pocos
beneficios sociales, y de mucha cultura del trabajo). Y también hace falta una
ley que fije que para el trabajo y los derechos sociales, en nuestro caso como
país, los españoles siempre han de ser primeros, ya que no podemos compartir
con los extranjeros lo que España no puede dar ni repartir entre los propios
nacionales, aparte de que siempre los extranjeros envían remesas a sus países,
y así el dinero no se queda en el propio país para circular y dinamizar la
economía nacional. Son tantas las reformas que se hacen necesarias para reducir
las deudas y hacer posible el trabajo y el progreso de los ciudadanos, que
tanto los burócratas de Bruselas, como los jefes de Estado-gobierno del
conjunto de los países europeos prefieren más tomar la cómoda actitud del
avestruz de esconder la cabeza bajo el ala, y que sean los propios mercados los
que arreglen las cosas por sí mismas, olvidando que no se puede ir contra los
mercados, ni mucho menos asustarlos con quiebras de la seguridad jurídica, como
ha sido el caso de los depósitos bancarios en Chipre, que es zona euro. Esa
actitud pasiva e incapaz, hace que los problemas se engrandezcan cual bola de
nieve cada vez mayor, y todo lo traten de resolver a base de subidas de
impuestos, recortes de derechos, bajadas de salarios, y si no hay bastante,
empleando el último disparate: expropiar buena parte de los ahorros que los
ciudadanos puedan tener depositados y guardados en su banco, medidas que sólo
consiguen empeorar aún más las cosas, como hemos ido viendo. Si los mismos
políticos no respetan ni las propiedades ajenas, no es de extrañar , por
ejemplo, que los okupas se apropien también de los inmuebles, y eso no es bueno
para nadie, ya que es una vuelta a la ley de la selva, y con ello al robo, a la
explotación y al pillaje por parte del más fuerte. Sin duda alguna, se puede
decir que la actitud de los políticos europeos ha sido toda una estafa en toda
regla contra sus ciudadanos. Veremos ahora qué pasa, pero naturalmente que si
fuera presidente, y dado que el derecho de propiedad es sagrado, haría una
nueva ley clara y detallada, para que se volviera a generar la confianza y no
se produjeran nunca casos como los de Argentina, y mucho menos el de Chipre.
Garantizar los derechos de propiedad ciudadana, ahora se hacen más necesarios
que nunca.
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